Posibles consecuencias psicológicas del paso del Conoravirus
Toda epidemia biológica también conlleva una “epidemia emocional” y una “epidemia social”, y la pandemia del Coronavirus no será una excepción ya que, más allá de los graves efectos en nuestra salud, nos puede acarrear alteraciones tanto biológicas, como psicológicas y sociales. Aspectos como el aislamiento social, el confinamiento en casa y el peso de la incertidumbre lo han convertido en una situación potencialmente estresante que puede afectar a nuestra salud mental.
El psiquiatra Jorge Luis Tizón afirmó que “lo más contagioso para la humanidad no son los virus sino las emociones”. Las emociones son muestro primer modo de conocimiento y reacción en el mundo. Biológicamente al ser humano, que tiene cierta tendencia a focalizarse en una visión pesimista de futuro, le preocupa más el riesgo de perder a perder la oportunidad de ganar. Nuestra vida se ha paralizado y nos toca adaptarnos a la situación pero tememos plantearnos cambios radicales en nuestro estilo de vida o llegar a situaciones en las que los bienes básicos ni siquiera estén garantizados por pérdida de trabajo, reducción de ingresos mensuales... La amenaza de una enfermedad ha ocupado gran parte de nuestro pensamiento las últimas semanas y una de las consecuencias psicológicas más evidentes del coronavirus es el miedo a la infección. A medida que la situación se alarga tendemos a desarrollar miedos irracionales, entendiendo cualquier situación como potencialmente peligrosa, lo cual aumenta nuestros niveles de ansiedad. Para no intensificar el sufrimiento optemos por ser proactivos tanto a la hora de defendernos del virus como de este tipo de efectos “colaterales” tales como miedos infundados, pensamientos catastróficos o comportamientos irracionales que complican nuestra realidad.
Durante esta cuarentena se podrán producir en nosotros cambios emocionales. La sensación de incertidumbre, el anticiparnos o hacer conjeturas acerca de lo que ocurrirá, poniéndonos en los peores escenarios, incrementarán nuestro malestar. También la frustración y la apatía podrán aflorar al ver que no podemos controlar la situación.
Por otro lado, en una situación de confinamiento, las nuevas tecnologías que pueden ser muy eficaces para combatir el aislamiento tienen una contrapartida no tan positiva. La transmisión masiva de información a través de internet y redes sociales ha multiplicado las capacidades de comunicación emocional de nuestra especie, y precisamente el bombardeo constante de información no contrastada, especulaciones y rumores pueden perjudicar a muchas personas creándoles estados de angustia.
En lugar de deprimirnos o entrar en un círculo vicioso de preocupación, por qué no aprovechar esta parada obligatoria para hacer un afrontamiento positivo, venciendo el aburrimiento que nos produce la falta de libertad y la obligación de mantenernos encerrados y sacar partido de este momento desarrollando nuestra creatividad, promoviendo nuestro autocuidado, realizando actividades lúdicas online y quizá despertando ciertos intereses nuevos.
La probabilidad de que algunas personas puedan desarrollar problemas psicológicos (hipocondría, fobias, trastorno obsesivo-compulsivo…) dependerá tanto de la experiencia individual como de los factores de vulnerabilidad, es decir ciertas características específicas de las personas que las hacen más propensas a desarrollar un trastorno psicológico después de vivir un acontecimiento estresante en su vida. Sin duda, la carga psicológica será mucho mayor para aquellos que por desgracia han perdido a seres queridos en estas fechas tan complicadas con todo lo que ello supone (no poder despedirse de los seres queridos, no poder abrazar a los familiares…).
Cuando esto pase, a todos nos va a costar volver a la realidad, a la rutina. Será una reacción normal y adaptativa ante el impacto que nos ha causado el coronavirus. Sin duda esta experiencia cambiará nuestra visión del mundo y quizá nos lleve a entender al planeta y al ser humano como un todo unitario y global. Cuando todo esto haya pasado podremos decir que habremos superado un gran desafío que nos habrá llevado a conocer muchos recursos personales y a identificar nuestros verdaderos valores.
Victoria García Masip
Psicóloga Coach (Colegiada nº: 19674)
Consulta Psicológica LAIA
www.victoriagarciamasip.com